jueves, 30 de abril de 2015

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

El título de esta entrada es un tópico que, en el caso de las empresas de servicios agrícolas a terceros, resulta una evidencia. Muchos de los profesionales lo saben, y de hecho algunos pertenecen a alguna de las asociaciones de ámbito comarcal, provincial o regional, repartidas por España.

Pero son una inmensa minoría. En nuestro país existen registradas decenas de miles de empresas de este tipo. ¡Sí, decenas de miles! Solo en la provincia de Albacete hay más de un millar, de las que poco más de un centenar pertenecen a la asociación provincial APEMA.

Muchas están formadas por una sola persona, que es el propio agricultor; otras apenas cuentan con uno o dos maquinistas; aunque también las hay con plantillas más grandes que manejan flotas con más de una docena de cosechadoras.

La actividad principal de los trabajos agrícolas a terceros suele ser la recolección (cereales, girasol, arroz…), si bien suelen estar preparadas para otro tipo de labores, que generalmente realizan en los terrenos de su propiedad.

En esta época del año, albor de una campaña cuyas perspectivas son positivas, se ponen a punto las máquinas y se mantienen los móviles operativos durante las 24 horas, porque la llamada puede o está a punto de llegar. Serán meses frenéticos, sin tiempo para otra cosa que no sea atender a los clientes de la mejor y más rápida manera posible.

Pero, por diferentes circunstancias, cada año hay menos “faena” para muchas de estas empresas de servicios. Reducción de cultivos, problemas económicos y, lo que más duele, la piratería campante. Paradójicamente, a estos profesionales del campo les suele resultar hartamente complicado ser “profetas en su tierra”, es decir, poder trabajar en terrenos de su propio pueblo debido a factores de todo tipo, en ocasiones no relacionados con su manera de trabajar. Entonces tienen que desplazarse a otros lares, donde entran en competencia con otras empresas de servicios que pugnan por esa labor. Como sucede en otros sectores, el “pez grande” lleva las de ganar. En este caso, favorecidos por la ausencia de una simple tarifa de servicios (ya sea por hora o por hectárea trabajada) unificada. Cada uno hace la guerra por su cuenta y los precios se quedan a unos niveles que en ocasiones son inasumibles.

Aquí es donde la unión sería clave. De momento, se ha puesto en marcha la Federación Nacional de Empresarios de Máquinas Recolectoras (FENAMAREC), que tendría suficiente tarea solo con buscar la unificación de los precios por los servicios realizados y combatir la piratería creciente. Luego hay otros temas, como el relativo a la circulación de vehículos agrícolas especiales por vías principales y secundarias, pero convendría que los asociados, además de trabajar para seguir sumando fuerzas, no solo vean el asociacionismo como una herramienta para obtener mejores precios de sus proveedores.

2 comentarios:

  1. Esa unión será la única vía de modernización. Como un lobo solitario es muy difícil crecer, modernizarse y profesionalizar el campo al nivel que debería estar para competir en una economía global. Estupendo post, como siempre, Ángel.

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    1. Pues vienen tiempos que toca modernizarse, profesionalizarse o se sufrirá. Gracias por tu aportación ¡Nos vemos en el campo!

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