lunes, 8 de septiembre de 2014

CAMPO FAMILIAR


El sector agrícola tiene muchas peculiaridades. Una de ellas es su marcado carácter familiar. Pocos son quienes trasladan su residencia de la urbe al campo por un estricto y exclusivo deseo de gusto por el entorno. Suelen hacerlo “rebotados” de zonas donde no han encontrado el acomodo deseado o bien han sentido cierto rechazo por ese estilo de vida.

Matrimonio fundador de Durán Maquinaria Agrícola.
Quienes tienen fijada su residencia en espacios rurales desde la infancia se debe más a cuestiones de arraigo familiar. Continúan la línea de padres, abuelos y generaciones anteriores, al frente de explotaciones agrícolas y/o ganaderas que suponen el sustento y el negocio de todos ellos.

En décadas anteriores, la evolución social hacia otros estilos de vida y la falta de capacidad de reacción de los responsables políticos dieron como resultado el paulatino despoblamiento de las zonas rurales. La crisis modificó esa tendencia y no son pocos los jóvenes que han vuelto al cobijo familiar para buscar una salida profesional.

La tradición familiar en el campo está perpetuada. En los siempre duros trabajos agrícolas y ganaderos, que ante cualquier incidencia no entienden de horarios y jornadas festivas, pero también en los negocios relacionados con la maquinaria. La mayoría de los importadores y concesionarios que forman el tejido distributivo nacional –sin entrar en las marcas que comercializan– son negocios regentados por la segunda, tercera… generación familiar.

En estos tiempos donde en las ciudades se acumula la inmensa mayoría de la población y que se convierten, por tanto, en puntos neurálgicos para los negocios y el ocio, las fuertes raíces familiares arraigadas en el campo le aportan un valor añadido que, precisamente en los momentos de dificultades económicas, han sido tabla de salvación para algunos. Que tomen nota para no repetir errores en el futuro.