sábado, 26 de marzo de 2016

EL NEORRURALISMO Y EL SECTOR PRIMARIO

Antonio, antiguo profesor que ha trasladado su residencia a un inhóspito pueblo de la montaña pirenaica, se muestra satisfecho con lo que tiene: un precioso edificio de piedra restaurado, con media docena de alojamientos muy acogedores, que “son negocio únicamente en temporada alta, es decir, Navidad, Semana Santa y verano”.

En la finca anexa, Javier, un agricultor de menos de 25 años, alimenta una veintena de cabezas de ganado, con un tractor más viejo que él y unas herramientas no menos vetustas, en una explotación cuya imagen es justo la antítesis de la casa rural anterior. “No me ayuda nadie. Hago esto porque me gusta y trabajo en el negocio familiar con mi padre, que ya no puede trabajarlo como ha hecho durante años. La rentabilidad es mínima”, explica.

Observando a ambos, se me ocurren montones de preguntas. ¿Por qué este agravio comparativo entre Antonio y Javier, ejemplo de los muchísimos casos similares existentes en España? ¿Por qué se apoya de forma más decidida el modelo empresarial vinculado al sector servicios? ¿Por qué un emprendedor procedente de la ciudad no encuentra alicientes para invertir en agricultura y/o ganadería? Bueno, esta última pregunta es de fácil respuesta para cualquiera de los profesionales que estáis leyendo esto (os animo a hacerlo en la parte inferior).

En fin, que o cambian mucho las cosas o estamos abocados a eso que se llama Neorruralismo, un movimiento sociológico surgido en los ’60 basado en la huida desde la ciudad al medio rural, en principio sin mayor interés que la búsqueda de entornos libres, tranquilos y de belleza paisajística. Los ‘emigrantes’ están convencidos de que sus últimos años de vida serán mejor en el campo e incluso se lanzan a nuevas aventuras empresariales.

Sería absurdo negar que, en algunas zonas, este movimiento ‘neorrural’ ha originado un cierto freno al despoblamiento y una recuperación económica. Pero conviene advertir de que, en muchos casos, se trata de personas con poco interés en las actividades agrarias propias de su nueva zona de residencia, e incluso se aíslan de la población rural local. ¿Por qué? Entre otros motivos, porque nadie se preocupa de evitarlo, especialmente quienes conceden esas ayudas para lo que llaman Desarrollo Rural, ese amplio y ambiguo concepto que cada vez que lo leo o escucho lo encuentro más alejado de un sector primario por el que debería apostarse, como mínimo, con igual fuerza.

viernes, 11 de marzo de 2016

HACEN FALTA AGRICULTORES JÓVENES, NO SOLO REJUVENECER EL MUNDO RURAL

Jóvenes agricultores aragoneses
prueban en campo un tractor JCB Fastrac 3230.
Rejuvenecer el mundo rural, y especialmente las tareas agrícolas que conlleva, es, desde hace años, un reto para diferentes administraciones. Pero lo cierto es que hasta ahora mucha palabra y pocos resultados. Prueba de ello es que solo el 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años. Cualquier programa de desarrollo del medio rural debería, no solo contemplar, sino apostar de forma rotunda -es decir, dotando de las partidas presupuestarias adecuadas- por el agricultor joven.

Es muy loable ver en nuestros pueblos jóvenes empresarios/as al frente de una casa rural o de un comercio con productos locales, pero igual o más importante es asegurar su presencia en el campo propiamente dicho, realizando las imprescindibles labores agrícolas necesarias para alimentar a la población y, de paso, favorecer la economía local, regional y nacional. Pero a estos se les ve como agricultores (para algunos un oficio casi 'de segunda'), cuando en la mayoría de los casos son igual de empresarios/as que los anteriormente citados. o que muchos otros que desempeñan otro tipo de actividades 'mejor vistas'.

En el V Foro Nacional de Desarrollo Rural, celebrado el pasado mes de febrero en Zaragoza aprovechando el marco ofrecido por FIMA. se puso de manifiesto que en España, alrededor de un 85% de los agricultores no tiene formación más allá de la escuela, lo que contrasta con otros países europeos, como Holanda (50%), con un nivel de estudios agrícolas más alto.

Jose Luis Lavilla Heras, director del Centro de Formación y Estudios Agrorurales (CFEA), de Catalunya, advirtió de la pérdida de agricultores y ganaderos. “La agricultura convencional, tiene una percepción negativa por parte de la sociedad urbana, que busca alimentos ecológicos y respetuosos con el medio ambiente. Todos estos factores están haciendo que los jóvenes se planteen los estudios vinculados a la agricultura como alternativa de futuro”.

Conociendo en cabina los detalles del espectacular
Deutz-Fahr 7250 TTV Warrior, en color negro.
Aquí es donde seguimos teniendo una asignatura pendiente, porque gran parte de la creciente población urbana sigue observando al agricultor como un empleo de baja cualificación, al que prácticamente puede acceder cualquiera. Basta con saber manejar un tractor o una cosechadora, creen ellos, como si solamente eso fuera sencillo.

La formación en ‘Agricultura 2.0’ es necesaria en esta nueva era de la actividad agrícola, sin dejar de lado la formación personal que, como afirmó Mario Cequier Plana, de 35 años, ejemplo de formación superior desde un área remota rural, “es mucho más importante que la académica”. “Se debe potenciar la formación empresarial, y sobre todo fomentar la cultura del emprendimiento a partir de formación dirigida a este tema", añadió.

En ese mismo Foro, Eugenio Fernández, agricultor madrileño de 27 años, coincidió en que la formación es “es necesaria para obtener las bases para llevar a cabo tu labor diaria, pero donde de verdad se aprende el oficio, y se avanza como profesional, es la actividad diaria”. La realidad, como dijo José Félix Curieses, agricultor leonés de 40 años, es que “a día de hoy es casi imposible incorporarse a la actividad agraria si no es heredando las explotaciones familiares”. ¿Por qué? Entre otros motivos, porque no cuentan con los apoyos necesarios ni se facilitan las cosas suficientemente. Los participantes coincidieron al señalar que las subvenciones para la incorporación de jóvenes agricultores son complejas e insuficientes.

Además de los retos formativos y económicos, el Foro abordó también los desafíos sociales que se encuentran los jóvenes a la hora de emprender en el medio rural. Pero esto lo dejo para una próxima entrada, que también tiene lo suyo...