viernes, 19 de mayo de 2017

LA POLTRONA ES MÁS CÓMODA QUE EL CAMPO

La celebración de Demoagro, la gran feria en campo multi-marca celebrada del 9 al 11 de mayo en San Clemente (Cuenca), me ha llevado a hacer un pequeño análisis de la situación actual en España del sector de la mecanización agrícola, más allá de si un evento de estas características es viable en su formato actual, lo cual deberá ser abordado por las propias empresas expositoras en el marco de ANSEMAT, la asociación que organiza la muestra.

700 máquinas y un centenar de marcas participaron en Demoagro 2017.

Yo quiero poner el foco esta vez en la (des)atención demostrada por las autoridades nacionales ante una cita de esta magnitud. Ningún alto cargo de ninguno de los Ministerios relacionados con el agronegocio tuvo el detalle de acudir y conocer en primera persona, sobre el terreno, la problemática de un sector muy castigado en los últimos tiempos. La agricultura no son solo agricultores, hay otros muchos agentes también involucrados que merecen la atención de las autoridades.

De un tiempo a esta parte, los fabricantes están sufriendo los efectos de una durísima normativa de emisiones, que para 2021 puede acabar convirtiendo los motores en casi elementos de purificación de aire. Esto tiene un coste, ¿quién lo asume?

Preguntas de este tipo son las que podrían haber escuchado las autoridades en una hipotética visita a Demoagro. Como también habrían escuchado opiniones sobre la ‘Directiva de seguridad’, el nuevo reglamento que obliga a renovar y homologar otra vez todo lo que se vende antes del 1 de enero de 2018.

Esto, como es lógico, deriva en procesos intensos de renovación de catálogos, lo que dificulta la regulación de inventarios para fabricantes y concesionarios, que en ocasiones auto-matriculan unidades para cumplir con el requisito legal de puesta en el mercado. Dicho de otra forma: las cifras oficiales de ventas de tractores difícilmente muestran la evolución “real” del mercado.

Hay fabricantes que reclaman medidas transitorias más flexibles que provoquen un impacto menor. Otra pregunta incómoda, de la que es más cómodo huir.

Por otro lado, la nueva homologación de máquinas necesita de laboratorios con capacidad para hacer los ensayos pertinentes. El único disponible en España tiene una gran lista de espera y, según algunas marcas, con tarifas muy elevadas. Las grandes multinacionales encuentran soluciones en otros países, pero ¿y el fabricante nacional?

Y aquí entra otro actor en escena: el usado. En tractores, por cada unidad nueva que llega al campo se producen tres cambios de titularidad. Es decir, 3 a 1, una diferencia que no se ha reducido en los últimos años, demostrando la inutilidad de los planes de ayudas, al menos en la forma como se establecieron. Otro tema que también podría haberse analizado en un marco como Demoagro.

Algunas propuestas lanzadas desde el sector, ajustadas a la realidad del mercado, se han topado con el entramado administrativo que, lejos de facilitar la búsqueda de soluciones factibles, acaba entorpeciendo o incluso bloqueando su puesta en marcha.

Agricultura/Medio Ambiente, Industria, Exteriores, Economía, Hacienda. ¡Qué maravilla: cuántos ministerios y departamentos pendientes del campo! Pero nadie de sus altos mandos tuvo el detalle de pisar la tierra junto a los profesionales del sector: fabricantes, vendedores y usuarios.