Nada más lejos de mi intención que dedicar una entrada de
este blog al bautizado como ‘deporte rey’, también llamado de otras formas por
sus detractores, lo cual prefiero obviar para no hacerme eco de expresiones
peyorativas. Allá cada cual con sus aficiones.
Niños juegan al fútbol en una de las calles de Agrishow. |
Apelando al tópico, admitiré que el fútbol es algo más
que un deporte en Brasil. No es casualidad que muchos de los grandes jugadores
procedan de este país, donde se puede encontrar un grupo de niños de apenas 10
años pateando, descalzos, un balón deshilachado, en un terreno de desecho entre
los rascacielos de Sao Paulo.
Pero este año es especial. En junio arrancará el Mundial
y las semanas previas son de auténtica pasión. Todo gira en torno al fútbol.
Incluso una feria de marcado acento profesional, como es Agrishow, constituyó
un escaparate del que será el gran acontecimiento deportivo de 2014 a escala
global.
Lo
curioso es que, después de toda la pompa que se ha dado al evento, una gran parte de la población brasileña no muestra satisfacción con la organización. Es mucho
el dinero invertido y el retorno no lo ve claro. Los detractores consideran que
existen otras prioridades de tipo social donde serían mejor recibidos los
centenares de miles de millones de reales puestos sobre el terreno de juego.
Yo soy un gran apasionado del fútbol, pero a pesar de ello entiendo perfectamente el sentir de muchos brasileños que no ven con buenos ojos el Mundial. Principalmente porque en lugar de ser una cita que ayude a promocionar económicamente el país, muchos ven que lo que está pasando es aumentar esa brecha entre los más ricos y la población más desfavorecida. Vaya, lo que es un pelotazo en toda regla. Creo que a algo nos suena, ¿no?
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ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, David. Brasil es uno de los países que, en los últimos años, más ha reducido la distancia (aún es tremenda) entre ricos y pobres. Parecían caminar en la buena dirección, pero la organización del Mundial ha reabierto la brecha. Su "pelotazo", como tú dices, es la organización de un evento de tal magnitud; el nuestro fue de otro perfil bien diferente, que ha derivado en lo que los técnicos llaman "burbuja". Nosotros aún seguimos en el pozo. Brasil, un país enorme con unas posibilidades igualmente enormes, tiene muchos más recursos para salir adelante antes. Aunque ahí a la vista ya están los JJOO de Río.
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