miércoles, 12 de marzo de 2014

TRASLADAR LA COCINA AL CAMPO

Cocinar se ha convertido en uno de los fenómenos televisivos de los últimos tiempos. En España abundan los programas especializados, cada uno con su particular enfoque, y en Estados Unidos "The Food Network" atrae más espectadores que cualquier otro canal de noticias por cable. Sin embargo, en Norteamérica la gente cocina menos que nunca.

La cocina en la televisión es un escenario que va mucho más allá de la simple preparación de un determinado plato. La gente se sienta delante de la pequeña pantalla dispuesta a seguir los chefs de todo tipo que van apareciendo, a la vez que muestra más desapego -quizá por falta de información- con los agricultores que producen esos alimentos imprescindibles para el desarrollo de los programas.
- "Hijo, ¿sabes de dónde salen esos tomates?".
- "Claro, mamá, del Súper".

No le faltaba razón a la inocente criatura de 7 años en su respuesta. Pero para llegar hasta los lineales del centro comercial, los tomates atravesaron un recorrido sinuoso que, en los países del primer mundo, conlleva el cumplimiento de una serie de normas de seguridad. Es lo que técnicamente llaman trazabilidad.
Por tanto, ese gusto por el show culinario televisivo coincide con un mayor grado de exigencia en la calidad de los productos consumidos, hasta el extremo de llegar a rechazar una pieza de fruta levemente golpeada.

La situación ha llegado a tales extremos que hasta algún dirigente político ha recordado a la población que la fecha de consumo preferente en determinados alimentos perecederos es precisamente eso, "de consumo preferente", no de caducidad y consumo desaconsejado. No menos cierto es que la situación económica ha llevado, y está llevando, a muchos ciudadanos a no respetar siquiera las mínimas medidas de salubridad.

Una correcta alimentación se ha convertido en uno de los objetivos prioritarios de las sociedades modernas. Especialmente entre los niños. Pero entonces, ¿por qué no se hacen políticas que los acerquen mucho más al origen de lo que consumen? A nivel mundial -y España sirve como ejemplo- se está produciendo un paulatino envejecimiento de la población rural y, con él, de la edad media de los productores de alimentos.

Los jóvenes de muchos países, tanto ricos como pobres, no consideran la Agricultura una "carrera" viable y, en numerosas ocasiones, termina convirtiéndose en el último recurso de quienes no encontraron otras salidas enfocadas al medio urbano.

Este desapego hacia el campo contrasta con el interés creciente por una alimentación sana y transparente en su producción. De ahí que ya se estén llevando a cabo actuaciones que pretenden acercar los productores a los consumidores, buscando una entusiasta simbiosis que aliente a los jóvenes a optar por la Agricultura como salida profesional, intentando además que sea un ejercicio vocacional. Son una decena de proyectos extendidos por todo el mundo.
- Uganda. "El desarrollo de innovaciones en la escuela y el cultivo de la Comunidad".
- Estados Unidos. "Conozca a su agricultor, conozca sus alimentos".
- India. "La lucha contra la desconexión Agricultura-Nutrición.
- Finlandia. "Fresh!"
- América Latina. "El Centro de Comidas de las Américas".
- Italia. "El maná de nuestro techo"
- Hungría. La cocina Gardens.
- Estados Unidos. El Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño.
- Europa. El Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores.
- Kenya. Programa de Competitividad del Sector Lácteos USAID.

Estos proyectos resultan especialmente importantes en 2014, Año Internacional de la Agricultura Familiar. Los agricultores son más que simples productores, son guardianes de los alimentos autóctonos y las prácticas tradicionales de cocina , así como empresarios que merecen ser reconocidos por su capacidad para mejorar las economías locales y aumentar los ingresos tanto en los países en desarrollo como en los industrializados.

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