En estos tiempos tan convulsos que vivimos, en los que
algunos se empeñan en cuestionar su identidad patria y provocan situaciones que
admitirían todo tipo de calificativos –y este no es el espacio para ello–,
otros tratan de relanzar ese ambiguo concepto bautizado como ‘Marca España’.
Lo curioso, y lamentable, es que desde la propia
administración central, forjadora de la idea, no se articulan las herramientas
suficientes para impulsar un proyecto loable, que precisamente queda diluido
ante la ausencia de definición. Al menos, en lo que al sector agrícola se
refiere, porque quizá a algun@ de quienes estéis leyendo estas líneas os venga
a la cabeza la imagen de algún famoso promocionando productos autóctonos. Sí,
eso está muy bien, e insisto en que es loable, pero en la foto y la campaña al
público general no se debe terminar el proyecto.
Al contrario, debería de ser la punta de lanza. Y nada más
lejos de la realidad. Son ya varios los años que el Director General de
AGRAGEX, clama con palabras gruesas (parece ser que en el desierto) por los
severos recortes sufridos en las ayudas a la exportación.
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Plan provisional de actividades de AGRAGEX para 2016. |
En la última Agritechnica, la principal feria europea de
maquinaria agrícola, la presencia española en términos de expositores fue de algo más de 40 empresas. A diferencia de otros países, que optan por la fórmula del
agrupamiento en un espacio común, los ‘nuestros’ se reparten individualmente en
los numerosos pabellones del recinto ferial, en ocasiones incrustados entre
compañías de mucho mayor tamaño. La hormiguita frente al elefante.
La industria española es la que es, y no voy a entrar a
opinar sobre los motivos que provocaron en las últimas décadas la desaparición
de importantes fábricas asentadas en nuestro territorio, pero lo cierto es que
la imagen que se transmite, al menos en citas de esta magnitud, parece manifiestamente
mejorable. Y los resultados también lo serían.
Precisamente mientras se desarrollaba la Agritechnica, el
Instituto de Comercio Exterior (ICEX) subrayó el crecimiento de las ventas de
maquinaria agrícola en Hungría, pero que las importaciones españolas en este
capítulo representaban un pírrico 0,4%. Otro tren que pasa al que no consiguen
subirse nuestros productos.
¿Por qué? Desde luego que confluyen diversos motivos para
responder la cuestión, pero estoy convencido que quienes ‘fabricaron’ el tan
manido término de ‘Marca España’, no se pasaron por Hannover, ni por muchos
otros lugares donde la tecnología española pelea por hacerse un hueco en el
mercado.
El dato de Hungría es solo un ejemplo de oportunidad
desaprovechada. Con todo y con ello, la hormiguita continúa con su recorrido,
trabajando con denuedo para evitar ser aplastada, no ya tanto por el elefante,
sino por esos que con una mano elevan la bandera de la ‘Marca España’ mientras
en la otra esconden la tijera.