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NHDrive: Tractor autónomo que permite también realizar operaciones de conducción convencional. |
El objetivo, según la empresa, es ayudar a
agricultores y empresas agrarias a aumentar la productividad de forma
sostenible, aprovechando al máximo las condiciones climáticas y del suelo, así
como la mano de obra disponible.
Más recientemente, Kubota organizó en Kyoto (Japón) una
presentación en estático y demostración en campo de una serie de equipos
agrícolas que está desarrollando para trabajar de forma autónoma, es
decir, sin necesidad de operador.
Además, ha puesto en marcha una ‘Explotación Piloto’ con el objetivo -dice- de
alcanzar una mayor precisión y menores costes a través del uso de sistemas de
posicionamiento global (GPS).
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Kubota trabaja en la extensión de la tecnología autónoma a otro tipo de máquinas, no solo tractores. |
Kubota trabaja para la pronta aplicación de su tecnología
autónoma, vinculada con la maquinaria agrícola mediante los ‘Sistemas Inteligentes’ de Kubota Agri Systems (KSAS,
por sus siglas en inglés), empresa especializada en este tipo de soluciones con
la que ha establecido un acuerdo de colaboración. Mientras continúa con el
desarrollo de su tecnología original en estas y otras áreas, el gigante japonés
quiere expandir rápidamente su línea de GPS en maquinaria agrícola.
Esto de que los tractores puedan trabajar sin necesidad
de conductor no es una moda actual. Los primeros pasos se dieron hace varias
décadas y a finales del siglo pasado se puso en marcha el proyecto ‘Demeter’,
que utilizaba una cosechadora de forraje New Holland y demostraba que el
tractor autónomo podía ser una realidad. Repito: "podía".
¿Y puede? He citado los casos de CNH Industrial y Kubota
porque los han hecho públicos recientemente, pero me consta que otros
fabricantes trabajan en proyectos similares desde hace años.
Con esta entrada no pretendo analizar, ni siquiera exponer, desde un punto de vista técnico las diferentes alternativas. Tan solo me planteo la necesidad de este tipo de tecnología y si tendrá éxito comercial, ahora que alguna marca ha anunciado su disponibilidad en el mercado en apenas tres años.
Con esta entrada no pretendo analizar, ni siquiera exponer, desde un punto de vista técnico las diferentes alternativas. Tan solo me planteo la necesidad de este tipo de tecnología y si tendrá éxito comercial, ahora que alguna marca ha anunciado su disponibilidad en el mercado en apenas tres años.
Aún es muy temprano para saberlo, pero desde luego si lo
que se piensa sin más es que el tractor autónomo viene a vaciar aún más el
campo, creo que se está desviando el tiro. Esas máquinas, como cualquier otra,
necesitan ser manejadas por un tractorista, sentado al volante o desde un punto
alejado al vehículo. Ello sin menoscabo de la correspondiente asistencia
técnica, ejecutada in situ o quizá también desde la distancia (pero esta es
cuestión para otra entrada futura).
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Case Autonomous Magnum. Renuncia a la cabina (menos costes de producción y mantenimiento posterior), requiere una interfaz interactiva que monitorice las operaciones programadas. |
Por ahora, sigo augurando un futuro esperanzador a la profesión de tractorista. Y que conste que me refiero a los mercados ‘maduros’, como Europa, Norteamérica o Australia. Porque en el resto del planeta ni siquiera creo que haya motivo al debate, porque esta tecnología tardará todavía más en llegar, si es que alguna vez llega.
Además, el tractor como tal es una herramienta para lo
que su propio nombre indica: “Vehículo automotor, con gran capacidad de
tracción, que se emplea para arrastrar o tirar de aperos agrícolas, remolques,
etc.” (RAE).
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La Jornada en Campo organizada en junio de 2016 por la DLG alemana reservó un espacio a la robótica en el que jóvenes universitarios mostraron los resultados de sus trabajos. |
Y, si acaso, dentro del campo, es decir, nada de salir a
una vía pública con tránsito de otros vehículos y/o peatones. Porque esta
es otra: las limitaciones por cuestiones de seguridad,
Vivimos unos tiempos en los que nos hemos vuelto muy
escrupulosos con esta cuestión, con elaboración de normas para reducir el
número de accidentes, lo cual está muy bien... pero todo ello tiene un coste.
¿Se puede y estamos dispuestos a asumir? Yo, por ahora, no lo veo. Ni de lejos.
Por otra parte, la agricultura española, como sucede en otros países, vive un momento en el que aumentan las jubilaciones y envejece la población rural debido a la huida de los jóvenes a zonas urbanas. Esto trae consigo una externalización creciente de los servicios agrícolas, lo que da paso a la proliferación de agricultores a gran escala y empresas de servicios que generan una mayor demanda de personal a medida que expanden su capacidad operativa. Sin embargo, en ocasiones la contratación de agricultores/tractoristas experimentados y cualificados se está convirtiendo en tarea difícil.
Lo que hasta hace poco era un sistema agrícola cerrado, en el que las compras y las ventas al exterior eran mínimas, ha dado paso a otro sistema abierto, en el que los medios de producción significan costes crecientes, que deben compensarse con ventas al exterior. La tecnología ha permitido que el número de personas ocupadas en tareas agrícolas se reduzca, lo que abre la puerta a soluciones que pasan precisamente por esto: por tratar de reducir/suprimir la mano de obra.
Además de los tractores autónomos, entre los nuevos desarrollos aparecen robots para operaciones específicas en explotaciones cada vez más modernizadas capaces, incluso, de utilizar de combustibles producidos por ellas mismas o bien con potencia eléctrica, más asequible y accesible.
En cualquier caso, los tractoristas competentes pueden seguir durmiendo tranquilos. Eso sí, con un manual de actualización permanente, porque los tiempos evolucionan.
Por otra parte, la agricultura española, como sucede en otros países, vive un momento en el que aumentan las jubilaciones y envejece la población rural debido a la huida de los jóvenes a zonas urbanas. Esto trae consigo una externalización creciente de los servicios agrícolas, lo que da paso a la proliferación de agricultores a gran escala y empresas de servicios que generan una mayor demanda de personal a medida que expanden su capacidad operativa. Sin embargo, en ocasiones la contratación de agricultores/tractoristas experimentados y cualificados se está convirtiendo en tarea difícil.
Lo que hasta hace poco era un sistema agrícola cerrado, en el que las compras y las ventas al exterior eran mínimas, ha dado paso a otro sistema abierto, en el que los medios de producción significan costes crecientes, que deben compensarse con ventas al exterior. La tecnología ha permitido que el número de personas ocupadas en tareas agrícolas se reduzca, lo que abre la puerta a soluciones que pasan precisamente por esto: por tratar de reducir/suprimir la mano de obra.
Además de los tractores autónomos, entre los nuevos desarrollos aparecen robots para operaciones específicas en explotaciones cada vez más modernizadas capaces, incluso, de utilizar de combustibles producidos por ellas mismas o bien con potencia eléctrica, más asequible y accesible.
En cualquier caso, los tractoristas competentes pueden seguir durmiendo tranquilos. Eso sí, con un manual de actualización permanente, porque los tiempos evolucionan.