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Jóvenes agricultores aragoneses prueban en campo un tractor JCB Fastrac 3230. |
Rejuvenecer el mundo rural, y especialmente las tareas agrícolas que conlleva, es, desde hace años, un reto para diferentes administraciones. Pero lo cierto es que hasta ahora mucha palabra y pocos resultados. Prueba de ello es que solo el 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años. Cualquier programa de desarrollo del medio rural debería, no solo contemplar, sino apostar de forma rotunda -es decir, dotando de las partidas presupuestarias adecuadas- por el agricultor joven.
Es muy loable ver en nuestros pueblos jóvenes empresarios/as al frente de una casa rural o de un comercio con productos locales, pero igual o más importante es asegurar su presencia en el campo propiamente dicho, realizando las imprescindibles labores agrícolas necesarias para alimentar a la población y, de paso, favorecer la economía local, regional y nacional. Pero a estos se les ve como agricultores (para algunos un oficio casi 'de segunda'), cuando en la mayoría de los casos son igual de empresarios/as que los anteriormente citados. o que muchos otros que desempeñan otro tipo de actividades 'mejor vistas'.
En el V Foro Nacional de Desarrollo Rural, celebrado el pasado mes de febrero en Zaragoza aprovechando el marco ofrecido por FIMA. se puso de manifiesto que en España, alrededor
de un 85% de los agricultores no tiene formación más allá de la escuela, lo que
contrasta con otros países europeos, como Holanda (50%), con un nivel de
estudios agrícolas más alto.
Jose Luis Lavilla Heras, director del Centro de
Formación y Estudios Agrorurales (CFEA), de Catalunya, advirtió de la pérdida de agricultores
y ganaderos. “La agricultura convencional, tiene una percepción negativa por
parte de la sociedad urbana, que busca alimentos ecológicos y respetuosos con
el medio ambiente. Todos estos factores están haciendo que los jóvenes se
planteen los estudios vinculados a la agricultura como alternativa de futuro”.
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Conociendo en cabina los detalles del espectacular Deutz-Fahr 7250 TTV Warrior, en color negro. |
Aquí es donde seguimos teniendo una asignatura pendiente, porque gran parte de la creciente población urbana sigue observando al agricultor como un empleo de baja cualificación, al que prácticamente puede acceder cualquiera. Basta con saber manejar un tractor o una cosechadora, creen ellos, como si solamente eso fuera sencillo.
La formación en ‘Agricultura 2.0’ es necesaria en esta
nueva era de la actividad agrícola, sin dejar de lado la formación
personal que, como afirmó Mario Cequier Plana, de 35 años, ejemplo de formación
superior desde un área remota rural, “es mucho más importante que la
académica”. “Se debe potenciar la formación empresarial, y sobre todo fomentar
la cultura del emprendimiento a partir de formación dirigida a este tema", añadió.
En ese mismo Foro, Eugenio Fernández, agricultor madrileño de 27 años, coincidió en que la
formación es “es necesaria para obtener las bases para llevar a cabo tu labor
diaria, pero donde de verdad se aprende el oficio, y se avanza como
profesional, es la actividad diaria”. La realidad, como dijo José Félix Curieses, agricultor
leonés de 40 años, es que “a día de hoy es casi imposible incorporarse a la actividad
agraria si no es heredando las explotaciones familiares”. ¿Por qué? Entre otros motivos, porque no cuentan con los apoyos necesarios ni se facilitan las cosas suficientemente. Los participantes
coincidieron al señalar que las subvenciones para la incorporación de jóvenes
agricultores son complejas e insuficientes.
Además de los retos formativos y económicos, el Foro
abordó también los desafíos sociales que se encuentran los jóvenes a la hora de
emprender en el medio rural. Pero esto lo dejo para una próxima entrada, que también tiene lo suyo...