- Las ventas de tractores
nuevos rompen los pronósticos al crecer un 55% en marzo y un 27% en el primer
trimestre
- El ya aprobado Plan
PIMA-Tierra, cuyas ayudarán comenzarán a tramitarse en mayo, no impide que las
ventas se disparen
Durante la última FIMA, a raíz de la visita del ministro
Arias Cañete, se confirmó la puesta en marcha de un programa de ayudas para la
adquisición de tractores nuevos. La noticia parecía, y parece, muy positiva
para un mercado que acumula una caída superior al 50% desde 2007. Pero
precisamente en el momento que se tuvo conocimiento del citado programa, desde
las propias empresas vendedoras y la asociación que las engloba, ANSEMAT, se
advirtió de un efecto negativo que podía tener su anuncio: creían que
las operaciones de venta podían congelarse, lo que supondría una ralentización
del mercado. Así que, como la noticia estaba lanzada, optaron por trabajar
intensamente con el Ministerio para que el Plan PIMA-Tierra entrara en vigor lo
antes posible.

Pues ni una cosa ni la otra. Por un lado,
el mercado ha
hecho caso omiso al anuncio de futuras ayudas y
ha mantenido la tendencia
positiva iniciada en los últimos meses de 2013, con un espectacular crecimiento
de un 55% (¡!) en el número de inscripciones registradas en marzo, que dan como
resultado un avance superior al 27% en el primer trimestre. Y, por otro,
el
Plan mantiene un lento proceso en su trámite de puesta en marcha debido a
diferentes cuestiones, algunas de ellas relacionadas con el cambio de titular
en el Ministerio, especialmente el dilatado periodo de tránsito desde el
anuncio de la salida de Arias Cañete hasta la confirmación de su sustituta.
Lo importante es que los pronósticos, afortunadamente,
han sido erróneos. Entonces, si el mercado es capaz de tirar con fuerza por sí
mismo, ¿son necesarias las subvenciones y los programas de fomento de adquisición
de maquinaria nueva? Es la pregunta que, probablemente, se haya hecho alguno de
los responsables del PIMA-Tierra. Y no tiene una respuesta única, sino puras
especulaciones. Fueron varias las marcas que anunciaron en FIMA un fuerte
crecimiento de su cartera de pedidos para los próximos meses, augurio
inequívoco de por dónde irían las ventas en el primer tramo del año.
A
pesar de ello, también los había más escépticos, o llamémosles precavidos, que no
terminaban de ver clara la recuperación de las ventas. Podía tratarse –pensaban–
únicamente de un final de año positivo motivado por los conocidos ‘apoyos’
ofrecidos por algunas marcas a la búsqueda de alcanzar objetivos, seguido del
también conocido ‘efecto FIMA’, cuyos cinco días se convierten en una fiesta.
En la edición de 2014 incluso para las ventas, pues no fueron pocos los
expositores que cerraron operaciones en el stand, algo que se había perdido en los
últimos tiempos.